Muy de mañana Florencio Florentin preparó su tienda, ya tenía varios encargos de parte de algunos habitantes en Turnalia, pero también de los alrededores. Las parejas de la ciudad dormían tranquilamente, lo que no daba indicios de lo que pasaría después. Las damas tranquilas esperaban que sus hombres, o algún enamorado les regalara dulces y flores. Los hombres temían por su billetera.
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